En la actualidad existen dos tipos de tratamiento
farmacológico para el TDAH, los medicamentos estimulantes, como el metilfenidato y los no estimulantes, como
la atomoxetina. Cada uno de
ellos sigue un mecanismo de acción diferente pero ambos actúan sobre los mismos
neurotransmisores que son los encargados de regular la impulsividad además de
controlar la atención.
Los estimulantes, el grupo de fármacos de primera
elección, han demostrado su eficacia en la reducción del 70% de los síntomas
del TDAH, reduciendo el movimiento, aumentando la capacidad atencional,
facilitando la interiorización de instrucciones y, como consecuencia,
reduciendo la impulsividad.
Además de los fármacos estimulantes, existen
otras alternativas farmacológicas como el uso de fármacos no estimulantes. Este grupo de fármacos de segunda elección es el de
los antidepresivos. En éste la respuesta al tratamiento puede variar de muy
buena a moderada. En España, el fármaco no estimulante de elección es la atomoxetina.
Hay otros grupos de fármacos
que se han utilizado como los neurolépticos, pero respecto a la sintomatología
del TDAH demuestran poca utilidad y no está probada su eficacia a nivel
cognitivo.
La utilización de estimulantes varía ampliamente de un país a otro. En EEUU
es con diferencia en donde más cantidad de estimulantes se prescriben. En 1999
se realizó un estudio donde se comprobó que el 20% de los niños de un curso de
quinto de primaria habían tomado alguna vez estimulantes en su etapa en la escuela.
Hace 20 años los tratamientos estaban muy relacionados, o con la
intervención conductual o, fundamentalmente en la infancia, con el psicoanálisis. Hay ensayos clínicos controlados que ponen en evidencia que los
estimulantes producen mejorías conductuales y cognitivas en el
65-75% de los pacientes frente al 5-30% que produce el placebo.
METILFENIDATO
Es el medicamento
estimulante de primera elección. Se prescribió por primera vez en 1957, que a partir
de esta fecha se produjo un gran avance no solo en el tratamiento farmacológico del TDAH,
sino en la psicofarmacología pediátrica en general. Tiene una estructura
química muy parecida a la de las anfetaminas.
El MFD es rápidamente absorbido
en el tracto gastrointestinal de forma casi completa. El tiempo máximo de
absorción está entre 1 a 2 horas. La biodisponibilidad sistémica es de alrededor de un 30%. La
presencia de alimentos en el estómago acelera la velocidad de absorción pero no la cantidad
total absorbida. La rapidez con la que se absorbe la sustancia juega un papel muy importante a
la hora de su efectividad.
La vida media del MFD es
de 3 horas, y los efectos terapéuticos duran entre 2 y 4 horas. Esto hace que
se necesiten muchas
dosis a lo largo del día. Su metabolización tan rápida se debe a su débil unión a las
proteínas, que, por tanto, impiden su distribución por el tejido graso.
ATOMOXETINA
Es el único fármaco no
estimulante aprobado para el tratamiento del TDAH y el primero para el
tratamiento del TDAH en adultos. Es un tratamiento alternativo a los
estimulantes, ya sea por ineficacia o falta de tolerancia al MTF. Esto ocurre
en un 10-30% de los niños con TDAH.
El efecto positivo de
la atomoxetina dura todo el día y puede administrarse en una sola toma, por la
mañana por ejemplo. Entre los beneficios que presenta frente a los tratamientos
estimulantes es que no tiene potencial de abuso, puede mejorar la ansiedad y no
empeora los tics.
Además, su efecto se mantiene
constante entre las tomas, lo cual no supone un descenso desde que se toma una
dosis hasta que toca tomarse otra, como en el caso de los estimulantes.
Por último, en general, los medicamentos para el TDAH se pueden encontrar en forma de píldoras,
cápsulas o parches cutáneos. Algunos fármacos se presentan en variedades de
acción corta, de liberación intermedia o de liberación prolongada. Esto
significa que aunque pueden tener el mismo ingrediente activo, este se libera
de forma diferente en el cuerpo.
De esta manera, los fármacos de acción corta se deben suministrar durante
períodos cortos de tiempo para mantener su efecto activo, como pasa con el
metilfenidato, mientras que los medicamentos de liberación prolongada solo se
deben administrar una vez al día, como la atomoxetina.
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